Datos personales

jueves, 1 de agosto de 2013

Motivación 2: Consejos (prácticos) para evitar el estancamiento

A continuación, resumo un artículo muy interesante de Runner´s World que me viene al pelo para ejemplificar lo avanzado en mi anterior entrada (Motivación: ¿cómo no cansarse de correr?)

Para evitar el estancamiento, ese estado tanto físico como psicológico, en el que ni se mejora como corredor ni se encuentra la motivación para seguir entrenando (acercando peligrosamente la tentación del apoltronamiento…), en necesario cambiar de rutina, introducir cambios en el entrenamiento.

Si nos limitamos a correr siempre al mismo ritmo, por el mismo circuito y el mismo tiempo, lo más probable es que acabemos aborreciendo esto del correr. Por ello, es necesario variar las sesiones, lo que además redundará en el desarrollo de las diferentes capacidades necesarias para correr (fondo, fuerza, velocidad).

Una vez que tengamos cierta experiencia como corredores (ni es lógico ni adecuado que los corredores principiantes hagan series, sino incluso pernicioso), cuando ya tengamos cierto bagaje atlético (en torno a un año, saliendo varias veces por semana), deberíamos incluir en nuestras rutinas de entrenamiento los siguientes tipos de sesiones:

- Cuestas, para trabajar la fuerza
- Rápida, para mejorar la velocidad
- Tranquila, concentrándose en la técnica
- Larga, para aumentar la resistencia
- Con amigos, para “romper la amargura de la soledad del corredor de fondo”

Por supuesto que, salvo que estemos preparando un reto importante, no es necesario realizar cinco entrenamientos semanales, uno por cada tipo de sesión, y aun con 4 días a la semana que corramos, aun preparando algo, es más que suficiente – yo doy fe, tanto para las dos maratones como para el GTP, el nº de sesiones semanales era de 4.

Lo que podemos hacer es mezclar tipos de entrenamiento en las sesiones:

- la larga del fin de semana la podemos correr con amigos (más que recomendable, casi necesario, para no acabar harto, evitar perderse – si te pierdes en compañía, pues no es tan grave… jejeje – y que se haga más llevadera), o

- buscar un circuito con cuestas (yo vivo en Collado Mediano, con cuestas para aburrir, así que me tocan sí o sí, en cualquier sesión), o

- hacer algo de fartlek, para jugar con la velocidad, adaptándonos al terreno, sin necesidad de hacer una serie tras otra, o

- la larga, hacerla tranquila, concentrados en la técnica, ritmo, respiración, postura, etc.

Y dentro de esos tipos de entrenamientos, que no se limiten a correr por correr (que como dice mi mujer – y está plenamente en lo cierto -, no tiene sentido – y paradójicamente, no lleva a ningún lado…), dando una vuelta de tuerca, por si acaso ya los incorporamos habitualmente a la rutina, pero queremos variar aún más, podemos introducir las siguientes:

- En entrenamientos suaves, podemos trabajar la cadencia, concentrándonos en la zancada y en el nº de pasos por miunto. Hay multitud de apps de metrónomos, o incluso webs donde descargar canciones con un ritmo determinado. Lo ideal es dar 180 pasos por minuto, para ser eficiente.

- En rodajes con cuestas, intentamos cantar una canción en voz baja, sin llegar a perder el aliento.

- Hacer las sesiones de velocidad con un amigo; así, cuando nos apetece parar (que es lo que ocurre casi siempre en este tipo de sesiones…), con un poco de pique (sano, eso sí) podemos seguir.

- En tiradas largas, practicar Ca-Co (caminar – correr), sobre todo si tiramos por el monte. Una buena técnica de subida andando, en cuestas muy pronunciadas, donde corriendo se va más despacio que andando y con mayor gasto energético, es absolutamente imprescindible en carreras de montaña con desnivel y duración ya importante, donde vamos a estar muchas horas y hay que gestionar bien las fuerzas. Es importante saber correr, pero más saber andar bien cuando se necesita

- En las carreras, no calentarse al principio, empezar con tranquilidad, e ir incrementando progresivamente el ritmo, aunque cada 5 minutos, más o menos se reduce la velocidad durante uno. Quizás esto no sea muy recomendable en carreras donde nos “estemos jugando algo”… pero es una opción en otras donde nos apuntamos por salir de la rutina, y la única pretensión es hacer una sesión de calidad, a mayor velocidad que un entrenamiento normal.

Lo que podemos preguntarnos ahora los corredores del pelotón es, a la vista de todo lo anterior, ¿es necesario hacer todo esto, si a mi lo que me interesa es correr de vez en cuando, no se me va la vida en competir, y paso de carreras? Pues si, es necesario, por muchas razones:

- para mantener la chispa y el interés por correr durante muchos, muchos años

- para estar más fuerte, al realizar un trabajo muscular más variado, disminuyendo la posibilidad de lesiones

- para ser un corredor “todo-terreno”, adaptándonos a múltiples situaciones y terrenos diferentes

A priori, todo esto puede parecer un mundo; variar las sesiones, el tiempo, la velocidad, etc. Pero a medio plazo, los beneficios son incalculables.

Os lo digo yo (y no os engaño)

No hay comentarios:

Publicar un comentario