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viernes, 30 de mayo de 2014

Intermon Oxfam Trailwalker alternativa: Reto Solidario CONSEGUIDO

La aventura empezó en verano de 2013. Una vez logrado el reto del TP60, mirando carreras para el año siguiente (2014), di con una que me pareció interesante; la Intermón Oxfam Trailwalker. La conocía, de trastear por la web, pero sólo se celebraba en Cataluña. Y la sorpresa fue que en 2014 habría edición en Madrid.

Eran 100 km (un reto importante para mí, después de haber solventado 60 más que dignamente), pero era en equipos de 4 corredores + 2 asistentes. A los “Geteperos” nos gustó la idea, y empezamos a gestionar cómo conseguir los 1.500 € que había que aportar como donativo por equipo, aparte de la inscripción.

En mi empresa la gente respondió fenomenal; es verdad que me esperaba que me apoyase más gente, pero los que lo hicieron, lo hicieron muy significativamente. Por otro lado, amigos también me apoyaron muy generosamente.

Pero en noviembre me ocurrió algo que hizo imposible que la corriese; me enteré de que tenía bodorrio el día de la carrera!!! Mira que era el 5 de julio, día del cumpleaños de mi hijo mayor, y con la emoción de correrla, me olvidé del cumple… y mira que le quiero… bueno, como su papá iba a hacer algo por los demás, mi hijo es muy generoso y no le importaba… pero el bodorrio, eso sí que no, como me dijo mi mujer “tú a la boda me acompañas”… jajajaajaj

Al cumple podía faltar, pero a la boda no… jajajajaj

Bueno, no pasaba nada. Como le gente me había prometido una aportación, me sentía en deuda con ellos. Algo tenía que hacer. Y qué mejor que correr la carrera, por mi cuenta, otro día???? Todos ganábamos!!! Además, el fin que tenía en mente para el dinero era el mejor…

Así, se lo comuniqué a aquell@s que me apoyaron. Y empecé a pensar en un circuito de 100 kms. Valoré el de la propia carrera: por Rascafría. Pero si quería que mi familia me apoyase (no imaginaba yo en ese momento que los iba a necesitar tanto, y que me iban a ayudar tanto…) tenía que ser más cerca de casa, para poder ir y volver a casa, y no estar todo el día tirados por los caminos del Señor.

En su momento, descubrí un itinerario hecho originalmente para bicis, por la Sierra de Guadarrama y Alto Manzanares. Ya le había echado un ojo, y ahora, se me antojaba perfecto. La distancia era la adecuada, era corrible 100%, ya que estaba pensado para bicis, al lado de casa, y podía estudiar el terreno los fines de semana.

Y empecé a hacer tiradas los fines de semana, estudiando el terreno. Finalmente, definí un recorrido de unos 100 kms. Muy asequible (o eso pensaba yo, iluso de mí), pasando por muchos pueblos de la sierra, y con inicio y fin en casa, en Collado Mediano. A priori, fácil… Ayyyy, qué feliz!!!!

La semana antes del reto, me llevé un susto. Tuve un amago de trocanteritis (en cristiano, molestias en la cadera, con dificultad para andar). Me acojonó (más…), así que desde el jueves 7 de mayo, tuve que ir con cuidado, entrenando lo justo, para no perder forma, pero sin pasarme, para poder hacer el Reto.

Y llegó el día del Reto. 17 der mayo. Me encontraba bien de ánimo, la cadera no me dio problemas, porque tuve mucho cuidado. No tenía ningún dolor. Y de forma bien. Sabía que iba a sufrir, pero no tanto…

Nadie de mis amigos pudo acompañarme. Yo le quitaba hierro, le restaba importancia. E incluso me decía a mí mismo que no pasaba nada, que así iba a tener más mérito. Estúpido. Qué mal llevé la soledad. Me di cuenta de que no estoy preparado para afrontar un reto de estas características solo. La bofetada que me devolvió a la realidad fue bien fuerte… Una cosa es una tirada de 3, 4 horas… pero más de 12… Pero bueno, era mi reto, me había comprometido, y contaba con el apoyo de mi familia, de mi mujer, mis hijos y mi cuñada, que me iban a ir visitando en diferentes puntos y me iban a llevar la comida. Así que no tenía excusa.

Me tiré a la calle a las 5.45 del sábado 17 de mayo. Y a las 5.52 empecé a correr.


Empezando...
Primero hacia Alpedrete, por la trialera. Luna llena, fresquete justo, y muchos ánimos. En menos de 30 minutos estaba en Alpedrete, y no necesitaba ya frontal. Perfecto. Ni es cómodo, ni puedes correr a gusto.

De ahí fui hacia la Dehesa de Villalba. En un principio, no estaba en el recorrido inicial, pero la incorporé porque es muy asequible, y porque me trae buenos recuerdos (el cole de pequeño, muchos paseos, forma parte del recorrido de muchas carreras…). Dos selfies, y a seguir.
Al llegar a la Dehesa de Villalba

El cerro y la sierra
Alpedrete, camino de la cal. Precioso. Buenos recuerdos de una semana antes. Cada vez más claridad, silencio porque la ciudad duerme aún, y paisajes de postal, con las primeras luces. Físicamente, todo va perfecto.

Amaneciendo

De postal
Paso por los Llanos y cojo la via pecuaria que bordeando los Berrocales, me va a llevar a Guadarrama. Me tomo un gel, y saco los bastones, para no malgastar las fuerzas. Después de un rato, no me encuentro fino. Me noto cansado. No llevo ni 20 km, y me sorprende, voy bien de ritmo, no voy forzando. No voy cómodo con los bastones, y los guardo. Entro en Guadarrama y aviso de dónde estoy.

Llego a Guadarrama
Sigo en dirección a los Molinos, y por el camino, me noto tocadete. No estoy fino. Me toca parar y caminar, por el arcén de la carretera. Aprovecho para comer, porque de repente me entra el hambre. Cruzo la carretera, y enfilo el camino de los Molinos. Bajo el ritmo, y empiezan los pensamientos negativos, y llevo escasas 2 horas y 20 kms… Me repongo, entro en los Molinos, y empiezo a subir. En el Paseo de los Transeúntes, aprovecho para hacer la primera parada importante. Es una excusa perfecta para descansar. Me quito la camiseta, saco comida y bebida de la mochila, y en las cuestas decido empezar a andar. Uyyy, no vamos bien. Ésta era una parte “complicada”. Comparada con otras carreras, una chorrada, pero en el trazado de ésta, sí. Cuestecillas, bastantes, hasta Navacerrada. Empiezo a notar las piernas pesadas. De ánimo empiezo a ir mal, porque ni mucho menos esperaba sentirme mal tan pronto. Y cuando toca pasar por debajo de la vía del tren, y enfilar a Cercedilla, no puedo correr cuesta arriba. Voy mal. Menos mal que empiezo a bajar, con cuidado, porque hay mucha piedra y el sendero es estrecho, y entro en Cercedilla.

Los Molinos

La Peñota desde los Molinos

Bajando a Cercedilla


Primero bajada ondulante, hasta salir a la carretera, paso por debajo de la vía, y la subida por la acera la hago andando. Me engaño pensando en que tengo que reservar, porque la verdad es que no puedo correr. Empieza el llano,. Y cruzar el pueblo se me hace muy largo. Incluso en varias ocasiones tengo que parar a andar.

 Ya no sé lo que pensar.. venga, corro, ando, corro, ando… Ahora ando, y recupero… Pero no recupero del todo, Y el ánimo decae. Salgo del pueblo, bajo, y cuando la carretera pica para arriba, decido andar hasta el final del pueblo, y la subida al collado. Por el arcen, llamo a Marta, y me nota mal. Y se preocupa. Yo le digo que voy cansado, y andando, para recuperar. Pero no le gusta cómo sueno.

Subo el collado tirando de bastones, y parece que voy mejor. Empiezo a bajar y a correr, reservando, porque no tengo las piernas nada bien. Entro en Navacerrada, y aunque ya me animo viendo a más gente, voy a un ritmo bastante trotón, mucho peor del previsto. Por Navacerrada corro y ando, y ya quedo con Marta en Mataelpino. Salgo a la carretera por un sendero precioso, y la bajada por los Almorchones cuesta, con cuidado y mucho calor. Casi llegando al final de la cuesta, y antes de torcer a la izquierda, Marta me llama, me dice que ya están en donde habíamos quedado y que si me queda mucho. Le digo que sí, y me vienen a buscar. Alegrón y subidón. Descanso, compruebo que no voy tan mal (en los primeros 20 km sí que había cumplido con el planning), pero les digo la verdad, que estoy cansado y voy mal, y que necesito “terminar ya y unas piernas”… jajajaajajaj. Quedamos en Manzanares, en una hora y media “larga”. Luego resultaron ser 2 horas y cuarto.

Hacia Navacerrada...

y llego

Bajando hacia Mataelpino

1ra parada y papeo, vamos mal...

Mataelpino

En el Camino

Entro a Manzanares, muy mal

Enfilo a Mataelpino, ya con mucho calor. Sube y baja, lo hago como puedo. Cuando empiezo a bajar, voy mal, y me tengo que parar y andar, porque voy partido. Salgo de Mataelpino, por la cuesta abajo infernal, andando, sin fuerzas. Llamo a Marta y se lo digo. En el Camino de Santiago, corro y ando, hasta que me doy cuenta de que no puedo más, saco los bastones, y decido andar

Y se me empieza a venir el mundo encima. Le empiezo a dar vueltas a lo cansado que estoy. A lo que me queda, a cómo voy y a lo que voy a tardar, y empiezo a agobiarme. Esta parte se me hace muy dura y muy larga. Veo a mucha gente, pero no me consuela, porque no tienen nada que ver conmigo. En las carreras, aunque no hables con los demás corredores, están haciendo lo mismo que tú, metidos en el mismo jardín, pero aquí no. Los demás son de otras guerra, estoy yo solo, y no me gusta. Paso por la entrada de la Pedra, y me meto en las calles de Manzanares, agobiado porque llevo mucho retraso, y puede que estén preocupados porque tardo mucho. No tengo más que pensamientos negativos. Me he ido de tiempo, me queda la mitad de la carrera, no puedo correr, estoy muy cansado, me duelen horriblemente las piernas y tengo mucho calor. Y hay una parte del recorrido que no conozco. Empiezo a pensar en abandonar. Fantaseo con cambiar el recorrido. Pero abandonar no es una opción, Me he comprometido en hacerlo. La gente me ha apoyado, y tengo que cumplir con ellos. Además, no quiero fallar a mi familia.

Casi llegando a la rotonda de entrada a Manzanares, Marta me llama. Menos mal que se han retrasado y acaban de llegar. Voy a su encuentro, y me ven mal. Me siento y como lo que me traen. Aunque tengo nauseas, me obligo a comer. Aun sentado, no puedo parar de moverme, me duelen mucho las piernas. Me levanto y me tengo que volver a sentar. Descanso, hablo con mi familia, mi hijo pequeño me da un abrazo que para mí es la vida. Y les digo en lo que estoy pensando, no quiero abandonar, pero no sé si voy a ser capaz de terminar. No puedo correr (como le dije a Marta, ahora no puedo, no sé si dentro de 4 horas a lo mejor), y me quedan 50 kms, y a ojo, en el mejor de los casos, otras 10 horas. No quiero llegar a casa tan tarde. Y pensar en esa cantidad de horas andando, teniendo en cuenta cómo estoy, me abruma y me hunde. Así que les comento la alternativa; reducir el recorrido. Al empezar a bajar, en vez de ir en dirección a Hoyo, voy a Cerceda, y a malas, luego le saco kilómetros por casa. Aunque primero, llegar a Cerceda, y luego, Dios dirá. Mi familia, que me ve muy mal, como no puede ser de otra manera, me apoya. Me tomo un ibuprofeno, y sigo (aunque me tuve que sujetar al banco porque no me aguantaban las piernas). Me despido hasta Cerceda (necesito ver a Marta en Cerceda, el alivio de ver a Marta en cada etapa se había convertido en mi tabla de salvación, para poder continuar), y empiezo a andar, torpe y pesadamente. Sigo hundido, pero aliviado por haber tomado una decisión, que luego se reveló como la más apropiada. Me hago otra selfie antes de empezar a subir, y empiezo a subir

Tronchao

Y de repente, me empiezo a encontrar bien. El camino es muy bonito, las vistas espectaculares, ver a mi familia me ha dado la vida, la comida, el ibuprofeno, pero, sobre todo, psicológicamente el alivio de haber “reducido” el trayecto, de estar más cerca de casa. Tampoco conozco el camino a Cerceda, pero me lo sé de haber visto la pista en Wikiloc y lo más importante, está cerca. Qué poderosa es la mente. A medida que voy subiendo, me siento mucho mejor. Y cuando termino de subir, empiezo a correr!!! Qué fuerte. Hace 20 minutos, ni podía estar sentado ni de pie. Y ahora, corro, y a ritmito. Y no paro. Bueno, para hablar con un tío en bici (otra cosa que me dio la vida, hablar con alguien, y hablar del GTP!!! Jajajaja). Le pregunté si por el sendero que iba, llegaba a Cerceda, me dijo que sí, me preguntó qué estaba preparando, se lo conté, y nos pusimos a hablar. Y esos 10 minutos fueron maravillosos… jajajajaja. Es que con lo que yo hablo, estar horas sin hablar con nadie, es muy duro… Al tran tran cruzo la carretera de Colmenar, giro a la izquierda, y llamo a Marta. Cuando le digo que estoy casi en Cerceda, lo flipa. Voy muy bien, muy animado, y con muchas ganas. Y cuando me dice que me acompaña en la última parte, me hace feliz. Deja a los niños con sus padres, Sara la lleva a Becerril y a partir de ahí vamos juntos

Recuperando!!!

En nada, en Cerceda

Al fondo, Moral, de vuelta, y hacia Cerceda


Sigo por el camino, extrañado de no llegar a Cerceda, y de ver a lo lejos la plaza del Moral. Al rato, veo un camino paralelo. Y de repente, me doy cuenta. Voy en dirección a Moral, Cerceda queda a mi derecha. Como estoy muy bien, decido seguir a Moral en vez de tirar a Cerceda, para hacer kilometrillos. Llamo a Marta, se lo comento, y la digo que voy bien, y que cuando salga de Cerceda, la aviso, para encontrarnos en Becerril. Llego a Moral, y doy la vuelta, bordeo el campo de tiro, y enfilo a Cerceda. Me toca parar de vez en cuando, pero la perspectiva ha cambiado. Me duelen las piernas, pero sé que voy a llegar.

Voy cantando, muy contento, Con un calor de flipar, pero no me paro. Hago fotos, disfruto del paisaje. Y llego a Cerceda.  Cuando estaba poniendo un mensaje para informar de cómo iba, me llama Dani, y nos ponemos a hablar. Estamos un rato, aprovecho para descansar, me distraigo y casi cruzo el pueblo. Cuelgo, y troto. Salgo de Cerceda, voy por el arcen, y cuando llego al Polígono Capellanía, dejo de correr y ando. Estoy bien, pero dolorido y cansado de correr. Ya no volvería a correr en lo quedaba de aventura. Sólo ando, a buen ritmo, y no me paro. Voy muy contento, por sé que mi mujer me está esperando para acompañarme en el último tramo.

El sendero que va desde Cerceda a Becerril es muy bonito, y lo disfruto. Llego por fin, y la imagen que doy no tiene nada que ver con la de hace unas horas, cuando casi tiro la toalla. “Rise like a Phoenix”… jajajaja Alegrón de verla!!! Cojo agua, como chocolate, y a seguir, que ya estamos!!!

Marta me espera, al final de un pasillo precioso

Aunque pensaba en correr algo, ya no es que no tenga piernas, es que no apetece nada. Además, hacía muchísimo calor. Así que andando. Y charlando. “Paseo de novios”… jejejejej. Cruzamos Becerril, y a pesar de ir muy contento, me noto cansado. Con mucha sed. Y con sensación de ir con un agujero negro en el estómago. Las cuestas antes de cruzar la carretera de Navacerrada se me atragantan, pero estoy feliz.

Cruzamos la Serranía de la Paloma, y decidimos no tirar recto, sino seguir por el camino que bordea el Cerro del Castillo. Precioso, disfrutando del momento, de haber sido capaz de llegar y de seguir en el camino. Alguna fotillo más, y empezamos a bajar, en mi caso a duras penas. Enfilamos a casa y llegamos!!!

jejeje Guapos!!!



13 horas después, estamos en casa


13 horas después, aunque reducido el trayecto, he sido capaz de llegar por mi propio pie. No me he rendido al desánimo, al dolor, a la agonía, a la desesperación. Le he dado muchas vueltas después, si hubiese ido con gente, muy probablemente lo hubiese conseguido, hubiese recorrido los 100 kms, pero lo hice solo, y enormemente orgulloso por haberlo conseguido.

Agradecimientos a muchas personas: a quienes me han apoyado económicamente, por su confianza; a mis amigos y familia, por su ánimo constante; a mis niños y a Sara, por estar de zascandil y alegrarme los momentos duros, y sobre todo, el máximo a agradecimiento a mi mujer, por preocuparse por mí, por estar conmigo todo el día, y por acompañarme. Sin ti no lo hubiese hecho. Esto lo hice el día anterior a nuestro aniversario, 18 años juntos. Han pasado muy rápido. Espero estar contigo 18 años más, como mínimo, y que sigas siendo mi persona. Te amo.



2 comentarios:

  1. Loren, solamente te puedo decir una cosa, "GRANDE", que grande que eres!!!.
    Gran reto y como siempre muy buena la narración, me parece que he corrido contigo segun lo leo.

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  2. Muchas gracias!!! eso es lo que pretendo, que sufráis mientras lo leéis!!!! jajajajaja

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