Me despierto sin necesidad de alarma (la había puesto a las 5.30), y eso que tampoco había dormido tantas horas (me había acostado a las 23.30 más o menos), aunque sí que había dormido bien.
La tarde anterior estaba asombrado porque no tenía nada de nervios; en comparación con mis amiguetes, que corrían la de 110, que estaban muy nerviosos, yo estaba muy tranquilote.
Pero la cosa cambia en el baño, mientras me estoy preparando; me entran unas náuseas malas malas, y me empiezo a acojonar... jejejejej, después de tantos meses entrenando, tantas horas corriendo, llegaba el gran momento!!!
Desayuno pastel energético de Isostar y malto del Deca, me doy vaselina en sitios varios, me visto, termino de preparar la mochila y me voy (sorprendentemente, sin despertar a nadie...). Como vivo en Collado Mediano, a esas horas de Dios no hay nadie por la carretera y no tardo nada en llegar a Navacerrada y aparco el coche justo en el mismo sitio donde lo había aparcado la tarde anterior. Chorrada, pero es lo que pensé con los nervios ;). Estoy un rato en el coche, pero los nervios me pueden y decido irme ya a la Plaza de Toros, donde nos recogía el bus para llevarnos a Rascafría.
Amanecer en Navacerrada |
Desembarcamos en Rascafría, y sigo helado y pelín acojonado. Charlo un rato con el Chorry, a quien me encuentro con su grupo de los Locas (y las Locas), y me voy para la salida, a pasar el control, llamar a mi mujer e intentar calmar los nervios.
En la salida, conversaciones nerviosas, risas tontas, chorradas y todos admirando y separados de "Luisete", menudo makinón.
Últimos momentos antes de la salida |
Este tramo va por un senderito estrecho, con ligera inclinación, lo que permite calentar pero sin "calentarse"; a ratillos corriendo, pero sobre todo andando, porque no se podía adelantar, y el terreno era pelín traicionero, con ramas y piedras.
En un ratito no muy largo, salimos a la pista. César ya me había avisado de que se hacía larga, aunque he de reconocer que se me hizo llevadera. Al poco de empezar, saqué los bastones, y me concentré en los consejos de Gema Quiroga
Paso corto y rápido, y bastones muy próximos a los pies, nada de llevarlos adelantados; consejo buenísimo y que recomiendo encarecidamente poner en práctica (recuerdo ver correr así a Mayayo en el entrenamiento guiado de La Granja, y sorprenderme; cuando lo hice yo, me di cuenta de lo cojonudo que es y cómo ayuda).
La pista es muy cómoda para correr si se quiere, no tiene una inclinación excesiva, y se puede trotar a buen ritmo, o pegarle zapatilla. Otra cosa es que se tenga cabeza, y se guarden fuerzas, que en estas carreras, si eres como yo, del pelotón y vas a disfrutar, es lo que toca. Acabábamos de empezar y quedaban muchas horas todavía.
La pista del Reventón, con Peñalara al fondo |
Vista del valle desde la pista del Reventón; ritmo tranquilo para subir. |
Por fin llegamos a la base de claveles, y empezamos a "escalar"; el tramo más técnico de toda la carrera, más peligroso y probablemente, más bonito.
Qué feliz estaba yo... |
Subidita al tran tran, que ya estamos... Y a escalar... |
Parada para hacer fotillos (paisaje espectacular donde los haya) y rápido para abajo, primero por la majada hambrienta, muy cómodo, reservando y a continuación por el sendero, complicado, largo y peligroso. Muy empinado, con mucha piedra suelta, y tomándomelo con mucha tranquilidad. Pensando después en la carrera, me dí cuenta de lo equivocado que estaba; creía que una vez coronada Peñalara, y controlando en la bajada desde el Chozo, iba a ser un paseo, desde la Granja estaba todo hecho. Muy al contrario.
Las Hermanas desde Peñalara Y Majada para abajo, a sufrir... |
Avituallamiento en la Granja. |
Qué bonito, y qué calor. |
A continuación, para mí, el tramo absolutamente más duro, por muchas razones; llevaba 40 k de carrera, 7 h y, sobre todo, estaba confiado en que, aunque sabía que una parte iba a ser dura (el arrastradero, con un desnivel de más del 15% en un k escaso), no creía que iba a serlo tanto... lo fue, y peor. Al principio, Diego y yo salimos solos del avituallamiento, tranquilos, algunos ratos trotando, para adelantar camino, pero los más andando. Subimos una pequeña cuesta, que creímos que era "la cuesta" (infelices...) para luego darnos de morros con la cruda realidad; cuestaca infernal, jodidos que te cagas, arrastrándonos malamente y jurando en arameo, pero lo hicimos.
Pensaba en los de 110, por lo que tenían que pasar todavía, y me daban ganas de echarme a llorar.
Después de una parada surrealista para echarnos protección solar (Diego quería terminar, como fuera, jodido hasta la médula, pero no quemado... jajajaja), vimos a los voluntarios al final de la cuesta, animando y gritando, y fue la vida (mi más sincero agradecimiento para el voluntario con la cabeza afeitada, no sabes cuánto aprecié tu apoyo). Trago en la fuenfri, charla con los corredores que estaban recuperando fuerzas, risas (lo que queda - camino schmidt - está chupao, que lo hacíamos en 8° de EGB!!!), y seguimos para el camino. Tocados de fuerzas (físicamente, yo estaba muy bien, no tenía dolores, pero estaba cansado, y quedaban todavía más de 15 k, y temía la bajada de las cabecillas, aunque luego no fue para tanto), intentamos correr en algunos tramos, pero el camino en este sentido no es fácil; mucho tobogán, piedras gordas en medio del camino y ya muchos k. Fuimos corriendo a ratos con otra parejas, y se hizo muy llevadero. Además, muchos caminantes, todos animando, y lo más grande, me encuentro a mi amigo Aitor, corriendo, jajaja. Charla con todos, y al avistar la valla de las pistas de esqui, la vida!!!. Salimos a la carretera, y empezamos a bajar, corriendo, casi nuevos... en el avituallamiento, agua (ya pasé de sales e isotónico), y risas con Marta y las locas. Me dice que el Chorry ya ha pasado hace un rato y pienso "menudo crack…".
Enfilamos para el Emburriadero, ya oliendo la meta y con muchas ganas de ver a mi familia, y la subida se hace muy llevadera, a pesar de que yo creía que iba a ser peor. Empezamos a bajar, con cuidado, por las cabrillas, y al ratito, empezamos a correr, hasta que por fin, cogimos la pista (esta bajada se me hizo larga, la recordaba más corta de la tirada con Edu, Víctor y Cris...). Ya corriendo, riéndonos con todos los que nos animaban, cogimos la pista de la Barranca, con un calor de flipar, y Diego tuvo que parar y seguir andando, iba ya hecho polvo. No le importó que yo siguiera corriendo, y yo tiré, tenía que llegar.
Pasando a corredores andando, en la entrada a Navacerrada me encuentro, para mi sorpresa, a Chorry y a Dionisio, Chorry iba muy jodido con el dolor en la costilla, pero seguía, con un par!!!.
Entrada en Navacerrada con un calor de mil demonios, pero de subidón entre pitidos de coches, aplausos de la gente y gritos de ánimo. Mi familia en la meta, y entro corriendo, con mi hijo mayor en brazos (un beso enorme que no te di, Marta, pero esta carrera se la debía a él...)
Ya estaba hecho, después de 10 horas y 35 mins, mi primera ultra, el niño gordo de 12 años y 73 kilos quedaba por fin atrás...
Carrera perfecta para dar el salto a las ultras, dificultad ajustada y recorrido inigualable, que se corre con los demás, y sólo contra uno mismo.
Gracias a la organización y voluntarios, y a los que me habéis apoyado y creído en mi.
Genial la descripción de este gran reto superado Lorenzo, espero poder disfrutar y sufrir contigo alguno proximamente, quizas el MAM 2014...
ResponderEliminarSeñor, con relatos así motivas a cualquiera!!! a ver si me empiezo a reenganchar de nuevo!
ResponderEliminarMuy buen relato! Me has traído buenos recuerdos, como muy bien me dices en mi blog. Por cierto, gracias por la visita ;)
ResponderEliminarA seguir corriendo también y compartirlo!
Un saludo
Enhorabuena por la carrera y por el relato. Si Dios quiere y el tiempo lo permite estaré en la línea de salida en 2015.
ResponderEliminarEnhorabuena por la carrera y por el relato. Si Dios quiere y el tiempo lo permite estaré en la línea de salida en 2015.
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